martes, 29 de enero de 2013

Petzl, la promesse des profondeurs


De las primeras escaleras de espeleología hasta la lámpara frontal autoadaptable la historia de Petzl es una sucesión de inventos que han revolucionado el mundo de la verticalidad. Sophie Cuenot y Hervé Bodeau son los autores de "la promesa de las profundidades."

Muy pocas veces se considera el material de montaña algo más que simples accesorios para los alpinistas. Su evolución es gracias al ingenio de los escaladores para superar obstáculos cada vez más difíciles y también lleva consigo razones éticas. En resumen, esos aparatos resumen el testigo de sus usuarios en el mundo vertical.

Desde hace 40 años, la empresa Petzl y sus fundadores han sido participes de la gran historia de la montaña. Heredera de la edad de oro de la espeleología –Fernand Petzl era una figura importante– Petzl ha explorado distintas disciplinas de la verticalidad: roca, hielo, nieve, noche… La firma también ha extrapolado su experiencia al mundo de los rescates y auxilios en los trabajos de altura.

Contar la aventura Petzl es seguir un equipo de espeleólogos que descubren una red subterránea de galerías, pozos e inventar la continuidad y los medios de esta. Es así también como, partiendo de la nada, Petzl ha conseguido ser una empresa reconocida mundialmente gracias a su ingenio.

Fuente: http://www.editionsguerin.com/boutique_fr_article_368.html

Este sera un interesante libro para hacerse con él, si lo sacan en español.

jueves, 24 de enero de 2013

LA CRISIS Y LA ESPELEOLOGIA

Curiosa entrada la que nos llega, para reflexionar un poco...

Tal vez ésta época de crisis beneficie a la esencia de la práctica de la espeleología.

Partimos de la base de que la espeleologia es un deporte o actividad de equipo y nos remontamos a los años 80 y 90, cuando las salidas se realizaban llenando los pocos coches que había.

Siempre recordamos los viajes a Cantabria, en el Renault 4L de José A. Manchado (Agobios), cada uno con su mochila entre las piernas, durmiendo en la casa del cura, escuelas o frontón de Arredondo; haciendo la cena con la barquilla del club, aportando cada uno lo que llevaba de casa, y terminando la velada con un pote de carajillo al amor del hornillo.

Ahora, cada uno va con un coche (en sentido figurado), llegamos a la hora de hacer la actividad y cuando acabamos nos vamos corriendo porque hemos “quedado”. No voy a decir que sea una espeleo ni mejor ni peor, ni que se haga mas o menos, distinta.

La cadena de Felíx Ruiz de Arcaute ya no es una, ahora hay más, pero pequeñas, con tres o cuatro eslabones que tiran en una sola dirección, la personal.

Tal vez la crisis vuelva a llenar los coches. A mí, me a cogido mayor para ser de un club virtual.

Jose Antonio Torres

Barbaruens 1976


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